Aunque muchos no lo crean, la belleza primaria y natural está en las cosas sencillas que hay en la existencia, igualmente en las expresiones espontaneas sinceras y en la simplicidad de los hechos o las ideas. En cambio, las complejidades, los artificios forzados o las sobrecargas de situaciones son deformadores de la belleza por tanto causas de la fealdad, la podredumbre y de las perversiones que afectan a la existencia y a la convivencia.
La SIMPLICIDAD Y LA SENCILLEZ son palabras sagradas, mágicas de amplías interpretaciones en casi todas las lenguas, pero con frecuencia se soslayan o mal interpretan para reemplazarla por la COMPLEJIDAD que es un modo artificial de generar enredos, vicios y deformaciones a la naturalidad de la existencia y también a las conductas humanas que siempre debieran ser bellas, correctas y sanas..